lunes, 3 de septiembre de 2012

(I)

Un bosque oscuro. Árboles altos, con altas copas y altas ramas. La corteza de los árboles tiene un color rojizo. Las hojas son grandes de un verde como el que se encuentra en lo más profundo de los más profundos bosques. La vegetación es intensa, casi no queda sitio para que pase la luz. Solo la justa y necesaria para que los árboles crezcan con normalidad. Parece que el bosque se te echa encima, te envuelve, te rodea, te limita, te abriga, te aisla, te abraza, te enreda, te cautiva. 

Pasea por el bosque un joven muchacho de unos 18 años de edad. Va perdido en sus propios pensamientos, pensamientos sobre muerte y sobre vida. Pensamientos perdidos sobre la inhumanidad de la humanidad. Pensamientos sobre la yerma y fría mente con que actúa la sociedad. Aun que claro, que él tampoco sabía lo que era la sociedad. No vivía una época en la que pudiese llamarla así. Iba vestido de verde, rojo y negro. Acorde con el bosque. Acorde con sus pensamientos de vida, sangre y muerte. Tiene los hombros anchos, unos brazos acostumbrados a trabajar (aun que no en el campo, no eran desproporcionados), el pelo negro le tapa los ojos; ojos verdes, verde como las hojas de los árboles; manos grandes y mandíbula cuadrada.

Mientras iba sumido en sus propio pensamientos, una dulce voz le saca de su ensimismamiento. La voz está cantando. Y es de esas voces que llegan hasta lo más profundo de tu ser, que te revuelven las entrañas y no tienes más remedio que escuchar atentamente por miedo a que el hechizo se rompa. El muchacho se va acercando poco a poco hacia esa cautivadora voz, pero sin querer hace un ruido pisando una rama y la voz cesa de golpe. Pero estaba lo suficientemente cerca como para poder guiarse hacia la voz. Encuentra una roca plana con un anillo encima. El anillo es de plata y cuando se acerca para verlo mejor descubre que es muy simple. Tiene una forma muy parecida al retorcido tronco de un árbol. Cuando se acerca a cogerlo su intuición le dice que hay alguien detrás y se da la vuelta rápidamente.

Se encuentra directamente de frente con unos ojos verdes que le miran inquisitivos. El chico, sin poder evitarlo da un salto hacia atrás tropieza, pierde el equilibrio y se agarra rápidamente a un árbol para no caerse.
-Me has dado un susto de muerte. ¿Tú te crees que esa es forma de acercarse a alguien?-dijeron los bonitos ojos verdes mostrando irritación.
-Yo...yo...yo...-fue todo lo que fue capaz de articular el chico.
De repente los ojos verdes desvelaron una sonrisa que quitaba el aliento, una de esas sonrisas que sabes que salen del corazón y que son realmente preciosas.
-Lo siento, creo que yo también te he asustado
-Un poco- dijo el chico- pero creo que sobreviviré.

El muchacho estaba bastante aturullado. Se había quedado sin aliento al verla con esa cara de irritación. Y es que, a esa sonrisa y esos bonitos ojos verdes, los acompañaban un talle delicado, unas curvas silenciosas y un pelo rubio, rizado en algunas partes, formando bucles en otras, ondulado en otras, una nariz delicada y unos labios rojos y jugosos. Iba vestida con un sencillo vestido azul y no llevaba ningún adorno.
-Creo que sería una buena idea que me devolvieses mi anillo- dijo ella sonriendo mientras tendía la mano.
Él, le dio el anillo mientras intentaba pensar algo que decir que no le hiciese queda como un auténtico imbécil.

jueves, 30 de agosto de 2012

Una llama

Si te paras a pensarlo, todos, y sí, me refiero a TODOS sufrimos. Todos sentimos dolor alguna vez. Todos creemos que no vamos a ser capaz de soportarlo y huimos. Tenemos distintos lugares a los que huir, eso es cierto. Cada uno huye a su manera.
Algunos deciden huir en dirección a la familia. Hacia un sentimiento acogedor y cálido pero también muy firme. Esos son los que saben que la familia no les abandonaría por nada del mundo. O tal vez los que creen que les abandonarán y creen tener así una solución. Después de todo, esto no son si no conjeturas. Y me permito hacer una pequeña cita al famoso filósofo Descartes, el cuál dice algo así como ''Sólo sé, que no sé nada''.
Hay otras personas en cambio, que deciden apoyarse en los amigos. Un sentimiento, al igual que con la familia, muy acogedor y cálido, pero al contrario que el sentimiento familiar, muy inestable. Muchos quieren creer que sus amigos nunca les decepcionarán. Craso error. Si pones esperanzas en ellos, siempre te decepcionarán, pero yo personalmente no lo considero algo tan malo.
También hay otras personas que se encierran en su interior. Ahí normalmente solo encuentras frío. Un frío acogedor en el que puedes resguardarte, pues sabes que solo tú serás capaz de soportarlo, así que a la hora de huir, nadie te molestará.

Y sin embargo, creo que todos tenemos un hogar. Un sitio al que acudir cuando ya no te quedan opciones. A mí me gusta verlo como un pequeño salón con un sofá y enfrente de éste, una hoguera que ilumina toda la habitación. Si nos fijamos bien veremos que él suelo está cubierto de una alfombra suave y peluda, una capa que te separa del suelo. Igual que un manto que te saca de la realidad y te permite soñar mientras estás cómodamente acurrucado. También distinguimos que la chimenea es de ladrillo, que el sofá tiene una pila de mantas y las paredes están recubiertas de estanterías repletas de libros. Libros grandes, pequeños y medianos; rojos, verdes, morados, naranjas...; de fantasía, de aventuras, históricos, románticos...Y en un rinconcito hay una cadena de música de las antiguas, de esas a las que aún se le podían meter discos de vinilo, pero que también tienen para CDs  Acompañando a la cadena de música hay unos cuantos discos y cuando te pones a ojearlos, ves que son todas las canciones que siempre has escuchado, todas las que no recuerdas, las que aún no conoces y las que ahora mismo te encanta escuchar hasta hartarte, hasta que después de la chopocienta vez que la has escuchado, te la sabes y aún así quieres seguir escuchándola.
Y mientras pones una canción que te guste, escoges un libro, te sientas frente a la hoguera, te arrebujas bajo una manta y te pones a leer mientras disfrutas de la tranquilidad de sumergirte en una nueva historia.
Ese sitio que acabo de describir es mi hogar, es mi refugio, y en muchas ocasiones, mi salvación. Un sitio solo para mí, un sitio donde de vez en cuando puedo huir y poner mis ideas en orden.
¿Qué dónde suelo encontrarlo? No es fácil encontrarlo, tengo que reconocerlo. Cambia mucho de lugar, no permanece siempre en el mismo sitio pero siempre deja huella allá por donde pasa.
Siempre que pienso en ese sitio me gusta imaginarme mirando el fuego...una llama...

miércoles, 22 de agosto de 2012

Mentiras de papel

¿No lo sabes? Los sentimientos que hacen latir más rápido el corazón están prohibidos aquí. ¿Que dices que no habías visto el cartel en la entrada?¿Qué has recorrido un largo camino para llegar aquí? Lo siento, pero es que no puedo dejarte pasar.[...] Sí, ya sé que a la tristeza la he dejado pasar y al dolor también, lo sé. Pero es que no puedo dejarte pasar, entiéndelo, perdería mi trabajo. Me pagan para que proteja a este corazón de sentimientos como ésos que están ahí sentados. Si realmente no pretendes irte deberías hacerles compañía.[...] Todos ellos dijeron lo mismo, pero al final, siempre se marchan, siempre.[...] Sé que tú no tienes intención de marcharte, pero entiende que este corazón sea escéptico, le han abandonado tantas veces esos sentimientos que ha decidido que ya no volverá a acogerlos.[...] Así que tú mantienes que eres para siempre ¿eh? No sé, no creo que consigas convencerme con esos argumentos. Fíjate bien, ¿ves quiénes están ahí sentados? La lujuria, la felicidad, el amor, el odio...[...] Sí, aun que te resulte extraño el odio también ha sido desterrado para siempre de éste corazón, pero es que hace que lata demasiado deprisa, y su dueño no quiere que nada perturbe esa paz que ha creado para él. Por cierto, aún no se tu nombre, así que dime, ¿cómo te llamas?



-Amor eterno

martes, 21 de agosto de 2012

Paradójico

Perdida. Así se sentía ella. Se sentía como las princesitas que siempre había odiado. Ella quería ser fuerte, quería tener un objetivo, un clavo ardiendo al que agarrarse en los peores momentos. Pero lo perdió. Sí, justo eso...lo perdió. Por no saber como llevar las sonrisas, perdió todo. Ella solo conocía el mundo de las lágrimas y del dolor, y cuando salió de ese mundo, cuando vio que la ayudaban a levantarse cada vez que se caía, que todas sus lágrimas eran recompensadas con sonrisas, que sentía una sensación cálida en el pecho al estar sola y no esquirlas de hielo,...Se asustó. No supo lidiar con ello, así que huyó. Huyó a los confines de su maltrecho mundo interior e intentó comprender porque había huido de todo aquello. Y ahí sigue, perdida en si misma, intentando encontrar una salida al mismo tiempo que construye un muro. Paradójico ¿no? Seguirá esperando que alguien vaya a rescatarla mientras no hace más que poner trabas para quién quiera que se atreva a rescatarla.



http://www.youtube.com/watch?v=t7Ig2JJRpdo